Desde el siglo 19 el cuadro fundamental de la parte urbana de nuestro pueblo se componía de la siguiente manera: por el Norte, calle Pedro Geronimo Goyco; por el Este, calle José Gualberto Padilla "El Caribe"; por el Oeste, la calle Padial y por la parte Sur, la calle del Amor. Estas calles tenían los siguientes nombres antes que cambiara la soberanía: por el Norte con la calle Agricultura, por el Sur con la calle del Amor, por el Este con la calle Candelaria y por el Oeste con la calle del Recreo. En la década del 20, la familia Delgado dona los terrenos de la Plaza a la entonces Villa de Caguas y se comienzan a decorar los distintos jardines por parte de distintas familias y sectores comunales para hacer de esta una a la altura del título que había recién adquirido la municipalidad.
Los españoles quisieron llevar a cabo los ejercicios del ejército de caballería en la Plaza, pero comenzaron a destruir los jardines que con tantos esfuerzos habían desarrollado las familias y comunidades.
Es por eso que designan el predio de terreno que quedaba en la parte sur del pueblo para llevar a cabo los ejercicios militares. El mismo fue bautizado por la gente del pueblo como la Placita de Caballería. Uno de los límites de este sector era la calle del Amor. Le decían la calle del Amor porque se reunían las obreras de la profesión más antigua de la historia a ofrecer sus servicios en ese sector. A fines de siglo dejaron de efectuarse los ejercicios en este sector. Comenzaron a mudarse y establecer sus residencias en este lugar, llamándose el mismo la Placita de Caballería, popularmente La Placita. Si bien se mudaron muchos trabajadores de la agricultura y de otros sectores que ya se manifestaba el desplazamiento del nuevo orden establecido por el cambio de soberanía, no es menos cierto que había un sector que se mantenían al margen del proceso de producción. Aquí estaban los productores de ron clandestino, venta de bolita o "bolipull", la trata de blancas y prostitución. No fueron pocos los proxenetas y celestinas (chulos y mapriolas) que hicieron negocios en el barrio. Las muchachas se sentaban en la esquina Baldorioty y la calle del Amor sin ropa íntima interior para enseñar mercancía "al gusto del consumidor".
A nuestro mejor entender, este espectáculo es producto de una profunda crisis económica de un sector de la población. Esto lo podemos corroborar con la cantidad de haciendas y estancias que quebraron y dejaron de funcionar cuando nos ataco el huracán San Ciriaco en el 1899 y la devaluación del peso puertorriqueño por parte del gobierno de Estados Unidos en un 40% en el mismo año. Regresando al tema de las muchachas de la calle del Amor, estas continuaban trabajando en su oficio. En la década del 20 se vuelven a cambiar algunos nombres de calles en la ciudad y nombran la calle del Amor por la calle Eduardo Georgetti. El pueblo le continuo llamando la calle del Amor o la "Chochette", por aquello de continuar la tradición.
Unos años después para la década del 50 y comienzos del 60 se estableció un programa para hacer desaparecer los arrabales de los centros tradicionales de los pueblos por parte de las gestión del gobierno de Luis Muñoz Marín. "La Placita Renewal Project" hizo desaparecer unos de los arrabales más antiguos de la ciudad. Aquí se ponía de manifiesto las contradicciones de clase y la cantera de problemas sociales que se arrastraban con la situación. De la Placita salieron músicos como Frank Marraneco, Ramón "Moncho Tro" Villegas y otros profesionales de la cultura. Si bien la calle del Amor se distinguía por la profesión más antigua de la historia, no es menos cierto que también había gente que luchaba por mejorar su condición de vida como toda comunidad.
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